Callos en los pies: qué son, cómo tratarlos y prevenirlos

Callos en los pies: qué son, cómo tratarlos y prevenirlos

Tres de cada diez personas sufren callos en los pies a diario. Todos sabemos (más o menos) qué son, y en la mayoría de los casos los ignoramos. Aunque no se trata de una afección grave, en algunos casos y sobre todo si los ignoramos, los callos en los pies pueden volverse muy molestos, dolorosos y frecuentes.

Por su apariencia amarillenta, se pueden confundir fácilmente con verrugas plantares (también llamados papilomas en el pie). Las verrugas plantares son un problema distinto a los callos y, por tanto, precisa de una atención distinta. En cualquier caso, puede que necesites saber más sobre qué son los callos en los pies, cómo se tratan y cómo puedes prevenirlos.

Qué son los callos en los pies y qué tipos hay

Los callos surgen como una respuesta de nuestro cuerpo a la fricción y/o presión excesivos en los pies, en las manos o en los dedos de ambos. Las células muertas se acumulan en la zona más externa de la piel, creando un engrosamiento, generalmente con una forma ovalada o redonda.

Los síntomas de los callos en los pies son:

  • Piel gruesa o endurecida en una parte concreta del pie.
  • Sequedad en toda el área.
  • El engrosamiento suele tener un color amarillento o anaranjado, y es áspero al tacto, dibujando ondas desde la zona de mayor inflamación.
  • En ocasiones, pueden doler o generar molestias al tocarlos o rozarlos, cosa que suele ocurrir al caminar.

Dependiendo de la zona y de algunas características varias, distinguimos distintos tipos de callos. Aunque la población general llama “callos” a cualquier herida dura y que recoja los síntomas mencionados, pero es importante distinguir el tipo de callo del que hablamos.

Durezas o hiperqueratosis difusa

Es el callo más superficial y extenso, recorriendo una zona amplia y con los bordes poco definidos, que se pueden distinguir sobre todo por el color amarillento. No provocan dolores ni molestias, ya que se sitúan en capas muy superficiales de la piel.

Helomas o hiperqueratosis localizada

En este caso, notaremos que la herida es más profunda, definida y focalizada. Según la zona, puede sufrir muchos roces y crear molestias al caminar o simplemente por la presión del calzado. Los helomas están cubiertos por otras durezas y pueden ser difíciles de reconocer.

  • Heloma plantar: Es el que se sitúa en la planta del pie, sobretodo en la parte más gruesa, justo antes del comienzo de los dedos. Esta zona es la que más sufre cuando andamos, siendo más sensible a los callos en los pies. Además, por esa misma razón, una vez surgen los helomas, suelen ser dolorosos.
  • Ojo de pollo o heloma interdigital: Surge en los laterales de los dedos, generalmente en las zonas donde los huesos de los dedos chocan unos con otros. El espacio entre el cuarto y el quinto dedo es el más sensible a estos callos en los pies.
  • Heloma dorsal: En la parte superior de los dedos, donde rozan con el calzado. Los dedos en garra, martillo o mazo son un factor de riesgo.
  • Heloma de fondo de saco: Ocurre en la zona blanda que divide los dedos. Suele ser doloroso.

Tratamiento y prevención de los callos en los pies

Los callos en los pies nunca deben ser tratados en casa, y lo recomendable es acudir a un profesional. El profesional identificará el tipo de callo y decidirá el tratamiento más adecuado. El profesional puede utilizar callicidas (un producto que quema los callos), la quiroparodia (eliminación de las durezas) y en casos muy concretos, la cirugía.

Una solución frecuente es detectar la causa de los callos en los pies y eliminarla. Con este objetivo, se suele realizar un estudio biomecánico de la pisada, que permite localizar los puntos del pie donde generamos mayor presión al pisar. Con estos datos, se crean unas plantillas personalizadas que ayudan a corregir la pisada y evitar los callos en los pies por las rozaduras.

El profesional recomendará no abusar de los zapatos de tacón, limpiarse bien los pies y mantenerlos hidratados con cremas. Otro factor de gran importancia será llevar el calzado correcto. Un zapato que ayude a corregir la pisada y evite rozaduras en los dedos puede ser la solución perfecta, y además sencilla, para un problema de callos en los pies. También es importante que cuente con plantilla removible para poder poner la tuya personalizada.

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